¿CUÁNDO NACIÓ JESÚS?


INTRODUCCIÓN



Antes de que Adán y Eva cayesen, en el cielo ya se había desarrollado un plan para corregir tal error, el hombre al comer del árbol de la ciencia del bien y el mal estaba destinado a morir literalmente (Génesis 2:17), sin embargo el cielo proveyó la salvación, posiblemente un cordero tomó el lugar de nuestros primeros padres para ser sacrificado como ofrenda por el pecado, y el Creador cubrió sus cuerpos desnudos con la piel del sustituto (Génesis 3: 21); ahora bien, mientras Dios reprendía a sus hijos y al tentador, anunció que un Salvador vencería al mal y restauraría la humanidad caída, “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Génesis 3:15).

El anuncio estaba hecho, a partir de allí el hombre inició una búsqueda incesante para conocer la venida de dicho Salvador, mas el Creador a través de su Palabra daba pistas sobre su hijo, éste sería de la tribu de Judá (Génesis 49:10), sería llamado profeta (Deuteronomio 18:18), Sacerdote (Salmo 110:4), Juez (Isaías 33:22), Rey (Isaías 9:7), nacería de una virgen y su nombre sería Emanuel “Dios con nosotros” (Isaías 7:14), el Hijo de Dios (Salmo 2:7), sería llamado Señor (Salmo 110:9), nacería en Belén (Miqueas 5:2), ungido por el Espíritu Santo (Isaías 11:2).

Así pues, el Salvador iba siendo anunciado y junto con Él algunas características para identificarlo, pero “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” (Juan 1:11). Después de muchos años aun sigue habiendo confusión sobre el nacimiento del Señor, se ha instaurado diciembre 25 como el día de su nacimiento, pero la pregunta que muchos se hacen es ¿Es cierta esta fecha? ¿Nació Jesús en diciembre? En las siguientes páginas se utilizarán tres vías para demostrar que la fecha del 25 de diciembre es errónea como el día del nacimiento de nuestro Salvador.



EMANUEL, LA PROMESA CUMPLIDA



"Y SERÁ llamado su nombre Emmanuel; . . . Dios con nosotros." "La luz del conocimiento de la gloria de Dios," se ve "en el rostro de Jesucristo." Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era "la imagen de Dios," la imagen de su grandeza y majestad, "el resplandor de su gloria." Vino a nuestro mundo para manifestar esta gloria. Vino a esta tierra obscurecida por el pecado para revelar la luz del amor de Dios, para ser "Dios con nosotros." Por lo tanto, fue profetizado de él: "Y será llamado su nombre Emmanuel." Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. Él era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible.[1]



Vía No. 1 –Estación climática



La primera razón por la cual Jesús no pudo nacer en diciembre es que en Israel durante ese mes es temporada invernal, y dicho lugar es afectado por nevadas, pero la Biblia afirma que “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.” (Lucas 2: 8, 9), al haber pastores en aquel lugar significa que la estación(es) climática(s) pudo haber sido primavera, verano u otoño.



Vía No. 2 – La profecía de las 70 semanas



La segunda vía para identificar el nacimiento del Mesías es la profecía de las 70 semanas de Daniel 9, la cual señalaba el inicio del ministerio y muerte del Salvador, y el fin de la gracia para el pueblo judío, “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.” (Daniel 9:26), Jesús “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29), murió en el día de la celebración de la Pascua judía, Pablo afirma: “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” (1 Corintios 5:7); “la palabra cordero transmite una particular importancia. El lenguaje griego usa dos palabras para referirse a un cordero: probatos y amnos. Mientras la última se refiere al cordero del sacrificio, la primera señala a una oveja común. Así Juan presentó a Jesús como el cordero del sacrificio, y como el que había sido tipificado desde hace siglos por los sacrificios.”[2] La Pascua se celebra en la primavera, en el mundo occidental es conocida esta fiesta como la Semana Santa, Cristo cumplió la profecía como el cordero pascual, Jesús murió en la Pascua, a la mitad de la última semana de las setenta señaladas en la profecía de Daniel, según Lucas cuando Jesús fue bautizado, aproximadamente en el año 27 d. C. Él tenía alrededor de 30 años de edad (Lucas 3:23). La última semana constaba de 7 años, día por año, y Jesús muere a la mitad de ésta, ó 3 años y medio, entonces Él debió morir a mediados del año 30 d.C., en la primavera; tomando esto en cuenta, si la Pascua judía es entre los meses de marzo y abril; en una línea de tiempo se retrocede medio año ó seis meses, esto nos lleva entre septiembre y octubre, al otoño; después de esto retrocedemos tres años, llegamos al año 27 d.C., fecha en la que fue bautizado Jesús, y de allí nos movemos treinta años hacia atrás, este cálculo llegará al otoño del año 5 a.C., entre septiembre y octubre. (Ver figura 1)

(Figura 1)

De acuerdo a esta evidencia, Jesús no pudo nacer en diciembre, sino mas bien en el otoño, entre septiembre-octubre.


Vía No. 3 – La Cronología de Lucas

La tercera vía para identificar la fecha del nacimiento de Jesús son los detalles cronológicos que se encuentran en Lucas capitulo 1. “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet.” (Lucas 1:5), de acuerdo a esta información, Zacarías pertenecía a la orden o clase de Abías, y mientras Zacarías ejercía su sacerdocio se le apareció el ángel del Señor para anunciarle que sería padre (vers. 6-13); el servicio del Santuario constaba de 24 turnos al año, cada turno sacerdotal servía ocho días en cada periodo del año “También los hijos de Aarón fueron distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. La vigesimatercera a Delaía, la vigesimacuarta a Maazías. Estos fueron distribuidos para su ministerio, para que entrasen en la casa de Jehová, según les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le había mandado Jehová el Dios de Israel.” (1 Crónicas 24: 1, 18, 19), dichos servicios iniciaban de acuerdo al calendario religioso judío, esto era en el primer día del mes de Nisán o Abib, cuando se realizaba la Pascua a principios de abril “Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.” (Éxodo 12:1, 2) Al mismo tiempo que se rotaban los sacerdotes los sábados, así mismo se cambiaban los panes de la proposición (ver Levítico 24:8). De acuerdo a 1 Crónicas 24:10, la clase de Abías era la octava orden en el servicio, así que Zacarías de la clase de Abías era el octavo turno en el Santuario “Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor.” (Lucas 1: 8, 9). El mes de Nisán empieza entre marzo y abril, con ello los turnos del sacerdocio, moviéndonos dos meses (ocho semanas) llegamos a mayo-junio, así que a principios de junio se anuncia a Juan el bautista “Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.” (Lucas 1: 23-25). Elisabet quedó embarazada en junio, luego pasaron cinco meses, esa cuenta nos lleva hasta noviembre; posteriormente “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.” (vers. 26, 27), el sexto mes es diciembre, según los cálculos anteriores, en diciembre es concebido Jesús. “En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá;  y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,  y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.” (vers. 39-42, 56). Según el relato de Lucas, María esperó junto a Elisabet hasta que ésta diera a luz, éste acontecimiento se llevó a cabo a mediados de marzo, para este tiempo María ya tenia tres meses de embarazo, si María tuvo un embarazo natural, debieron pasar seis meses mas, llevándonos al mes de septiembre, al otoño, tal vez las ultimas tres semanas.

Jesús no nació en diciembre, pero si fue concebido en este mes durante una fiesta muy importante conocía como Hanukkah (Janucá) que significa dedicación, también conocida como la fiesta de las luces, esta fiesta se originó entre los años 167-163 a.C., cuando Antíoco IV destruyó Jerusalén, quitó las concesiones que su padre Antíoco III le había otorgado a los judíos y su embajador obligó a un judío a sacrificar un cerdo en el altar del tempo judío. Entonces “un judío llamado Matatías, enojado por el acontecimiento, asesinó a los oficiales sirios, iniciando la revolución macabea.”[3] “Cuando Matatías murió en 166 a.C., su tercer hijo, Judas Macabeo tomó el liderazgo de la revolución. En ataques guerrilleros sorpresa, Judas derrotó a las unidades sirias en Samaria, Beth-horon, Emaús, y Beth-zur (1 Macabeos 3: 10-4:35). El purificó el templo del culto a Zeus. Entonces el 25 de diciembre (1ro de Chisleu) del año 164 a.C., él restauró el servicio levítico y re-dedicó el templo a Dios. Esta dedicación fue llamada Hanukkah o fiesta de la Dedicación (1 Macabeos 4: 36-59; Juan 10:22) la cual es celebrada por las comunidades judías en diferentes partes del mundo.”[4] Aquella fiesta duraba ocho días, se cantaban himnos, había jubilo, hoy día es conocida como la fiesta gemela de la fiesta de los Tabernáculos “Y celebraron con alegría ocho días de fiesta, a la manera de la fiesta de las Enramadas, recordando que poco tiempo antes la habían celebrado en las montañas y en las cuevas, donde vivían como animales salvajes. Por esto, llevando limones adornados con hojas, ramas frescas de árboles y hojas de palmera, cantaban himnos a Dios, que había llevado a buen término la purificación del santuario. Además, toda la asamblea aprobó y publicó un decreto en el que se ordenaba que todo el pueblo judío celebrara cada año estos días de fiesta.” (2 Macabeos 10: 6-8).[5] El Señor Jesús participó de esta fiesta “Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.” (Juan 10: 22,23), el Señor fue concebido durante esta fiesta de dedicación, similar a la de los Tabernáculos. El Salvador nació durante la fiesta de los Tabernáculos al final de septiembre, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1:14)

Generalmente la palabra griega para habitar es katoikeó[6] (ver Mateo 2:23), esta palabra significa: “Una vivienda segura, fija y durable, para morar, habitar en un lugar temporalmente.”[7] Pero en Juan 1:14 se usa la palabra skénoó[8] la cual es usada en el libro de los Hebreos para hablar del Tabernáculo, dicha palabra significa: “Tienda de campaña, morada. Para acampar, una tienda de campaña. En el Nuevo Testamento, vivir como en tiendas de campaña, tabernacular.”[9] Una traducción literal de Juan 1:14 sería: “Y aquel verbo fue hecho carne, y tabernaculó entre nosotros.” Es decir hizo tienda entre nosotros, Zacarías profetizó, “Y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo, como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo pacto; del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de conceder que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.” (Lucas 1: 69-74, 78, 79), la palabra aurora en griego es anatolé[10] la cual significa: “crecer, levantarse, la aurora o el amanecer, levantar el sol, que se utiliza sólo en un sentido espiritual.”[11] Así que según la profecía de Zacarías, Dios iba a levantar el sol, o una luz como el sol, la cual sería la salvación de los hombres, Juan, el discípulo amado declaró acerca de Jesús: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.” (Juan 1: 4-9). Jesús tabernaculó entre nosotros, al cual Dios levantó como luz al mundo para traer salvación.

Simbolismos en la fiesta de los Tabernáculos

Durante la fiesta de los tabernáculos sucedía algo interesante, un simbolismo, “al alba del día, los sacerdotes emitían una larga y aguda nota con sus trompetas de plata, y las trompetas que contestaban, así como los alegres gritos del pueblo desde sus cabañas, que repercutían por las
colinas y los valles, daban la bienvenida al día de fiesta. Después, el sacerdote sacaba de las aguas del Cedrón un cántaro de agua, y, alzándolo en alto mientras resonaban las trompetas, subía las altas gradas del templo, al compás de la música, con paso lento y mesurado, cantando mientras tanto: ‘Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Jerusalem.’ Llevaba el cántaro al altar, que ocupaba una posición central en el atrio de los sacerdotes. Allí había dos palanganas de plata, con un sacerdote de pie al lado de cada una. El cántaro de agua era derramado en una, y un cántaro de vino en la otra; y el contenido de ambas, fluyendo por un caño que comunicaba con el Cedrón, era conducido al Mar  Muerto. La presentación del agua consagrada representaba la fuente que a la orden de Dios había brotado de la roca para aplacar la sed de los hijos de Israel.
”[12]  Aquel acto señalaba a Jesús, quien en el ultimo día de esta fiesta declaró: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.” (Juan 7: 37), “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8: 12). Por lo tanto, así como el agua, el vino, y la luz estaban involucrados en la fiesta de los tabernáculos, éstos tipificaban a Jesús como la vid, el agua de vida y la luz del mundo.

De acuerdo a las dos fiestas de la dedicación, Jesús fue concebido en diciembre y nació en septiembre. Días después de que el niño nació, vinieron unos sabios de oriente a Jerusalén, preguntando por el rey de los judíos, al escuchar esta declaración, Herodes encomendó a los sabios buscar el niño con el objetivo de dar con su ubicación, al no lograr su propósito, Herodes ordenó asesinar a todo niño varón menor de dos años (Mateo 2: 1-16). “Herodes ‘El Grande’ murió en la primavera del año 4 a.C.”[13] Así que si Herodes murió en el año 4 a.C., posiblemente Jesús nació entre los años 6-4 a.C.

Si Jesús nació durante la fiesta de los tabernáculos, posiblemente su segunda venida será durante dicha fiesta, ya que en esta fiesta se usaban palmas para alabar a Dios (Levítico 23:40), Juan en Apocalipsis declara las características de esta fiesta: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Apocalipsis 7: 9, 10). Elena de White afirma: “El Rey de gloria ha secado las lágrimas de todos los semblantes; toda causa de pesar ha sido alejada. Mientras agitan las palmas, dejan oír un canto de alabanza, claro, dulce y armonioso; cada voz se une a la melodía, hasta que entre las bóvedas del cielo repercute el clamor: ‘Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero.’”[14] “Inmediatos al trono se encuentran los que fueron alguna vez celosos en la causa de Satanás, pero que, cual tizones arrancados del fuego, siguieron luego a su Salvador con profunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y de la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la ‘grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas . . . de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos.’ (Apocalipsis 7: 9, V.M.) Su lucha terminó; ganaron la victoria. Disputaron el premio de la carrera y lo alcanzaron. La palma que llevan en la mano es símbolo de su triunfo, la vestidura blanca, emblema de la justicia perfecta de Cristo que es ahora de ellos.”[15] “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.  Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apocalipsis 21:3; 22:5; 21:23; 22:17).
 
CONCLUSIÓN

La profecía de las setenta semanas apuntaba al año del bautismo y muerte del Mesías (Daniel 9:26, 27), la Pascua señalaba el día y la hora de su sacrificio como cordero de Dios (Éxodo 12: 6, Levítico 23: 4), mas la fiesta de los Tabernáculos revelaba su nacimiento y su segunda venida.

Por medio de tres vías hemos podido demostrar que el nacimiento del Salvador no tuvo lugar el 25 de diciembre, sino más bien que fue concebido en esa época por el Espíritu Santo. Primero que todo, la temporada climática no coincide con diciembre ya que allí es invierno y en Belén había pastores con sus ovejas; segundo la profecía de las setenta semanas en orden cronológico regresivo nos lleva al otoño del año 5 a.C., aproximadamente; y como tercera vía, la orden sacerdotal del Santuario que constaba de veinticuatro ordenes, siendo la de Abías la octava, a la cual pertenecía Zacarías padre de Juan el bautista; si el servicio sacerdotal empezaba en Abril, ocho semanas mas tarde estaría Zacarías ejerciendo su servicio, en el mes de junio, por lo tanto, seis meses después, de acuerdo al relato de Lucas,  en diciembre fue concebido Jesús y posteriormente nacería en septiembre, por medio de estas vías queda clarificada la fecha de nacimiento de nuestro Salvador.


Referencias

[1] Elena de White, El Deseado de todas las Gentes, 11
[2] Jorge E. Rico, D. Min., Ph.D. Jesus a Divine Promise Fulfilled, 38
[3] Jorge E. Rico, D. Min., Ph.D. Jesus a Divine Promise Fulfilled, 11
[4] Ídem.
[5] Biblia versión Dios Habla Hoy
[6] Jay P. Green, Sr. The Interlinear Bible, Hebrew-Greek-English, 738
[7] Spiros Zodhiates, Th.D. The Complete Word Study Dictionary New Testament, 851
[8] Jay P. Green, Sr. The Interlinear Bible, Hebrew-Greek-English, 818
[9] Spiros Zodhiates, Th.D. The Complete Word Study Dictionary New Testament, 1295
[10] Jay P. Green, Sr. The Interlinear Bible, Hebrew-Greek-English, 787
[11] Spiros Zodhiates, Th.D. The Complete Word Study Dictionary New Testament, 397
[12] Elena de White, El Deseado de Todas las Gentes, 412, 413
[13] Jorge E. Rico, D. Min., Ph.D. Jesus a Divine Promise Fulfilled, 32
[14] Elena de White, El Conflicto de los Siglos, 708, 709
[15] Ibid, 723

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